Flexiplan, las ETT's y la delincuencia legal

Recuerdo cuando tenía 15 años y escuchaba a Ska-P cantar "Joder con las ETT's / joder, ¿cuando van a arder? / Joder, con las ETT's, ¡putas ETT's!".

Un año después obtuve mi primer trabajo, como grabadora de datos, a través de Adecco, una ETT. Antes de firmar el contrato, la responsable de selección de turno se encargó de aclararme que las ETT's no son esos ogros explotadores que subyugan a los trabajadores y se quedan con parte de su dinero, ya que el beneficio económico que ellos obtienen por emplear a la gente salía de las empresas, no de los empleados. MENTIRA.
También me habló de su profesionalidad, de su intachable trato para/con los trabajadores y de su preocupación por éstos. MENTIRA.

Yo no he trabajado con ETT's por gusto, sino por necesidad. De hecho no creo que nadie lo haga por gusto.
Mi última experiencia con una de estas empresas, Flexiplan, fue nefasta desde el principio. Me hacía falta con urgencia el dinero, así que me inscribí en una oferta de grabadora de datos a través de Infojobs. Por menos de 5€ la hora (quiero recalcar el factor de precariedad económica en el que me encontraba).
Al llegar allí, me di cuenta de que yo era la única española del otro lado del mostrador de recepción y de la sala de espera. Todos los que entraban a solicitar empleo llevaban la necesidad en la cara. Sin darles los buenos días, les pedían la Tarjeta de Residencia, eso sí, con la ensayada sonrisa cínica que caracteriza a estos profesionales. Estoy casi segura que el correcto uso de ese gesto debe ser una asignatura de por lo menos 9 créditos en todas las carreras que tengan algo que ver con Recursos Humanos.

Siempre que me ha entrevistado una ETT, he tenido la impresión de que no evaluaban y valoraban mis conocimientos y experiencia profesional, he sentido que me juzgaban como persona. Y esa sensación me asquea. Me repugna que algún hortera, aborto de David Beckham, o alguna amargada, intento de ejecutiva agresiva, se crean con derecho a mirarme desde un púlpito sólo por el hecho de tener cuatro burdos conocimientos de psicología. Saber cómo distinguir si una persona encajará en un puesto de trabajo no es, ni de lejos, conocer a esa persona.

El día que fui a firmar el contrato estuve esperando una hora de reloj: profesionalidad 0. ¿Por qué su tiempo vale más que el mío? Ah, porque me van a brindar la maravillosa oportunidad de cobrar 5€ la hora. Brutos.

Me dijeron que cobraría entre el día 5 y 10 de cada mes. Es injusto, pero bueno, no me queda otra. Hoy, 12 de septiembre, mi cuenta sigue en números rojos, porque mis recibos no esperan al 5 o 10 de cada mes.

Ayer hablé con Sofía, la agradable encargada de selección de Flexiplan que me contrató. Le conté el problema, e insistí en la incomodidad que me suponía no haber cobrado todavía. Lo entendió, me pidió DNI y número de teléfono y me dijo que en cuanto supiera a que se debía el problema, me llamaba de inmediato. Por supuesto, Sofía no me llamó. Para ella mi problema no era más que un post-it en su escritorio.

Hoy he vuelto a llamar a Sofía, nada más despertarme y comprobar que MI dinero seguía sin aparecer. Ella me ha dicho que seguía investigando a qué se debía el problema, con palabrería barata sobre nóminas, bloqueo de pagos, retenciones, finiquitos, etc. "Sofía, ¿a ti que te parecería estar a día 12 y no haber cobrado todavía?". Sofía me ha respondido que lo sentía.

Pero esto también es MENTIRA. Y es que a Sofía le da igual que deba 100€ a mis padres, 100€ que les hacen verdadera falta. A Sofía le trae sin cuidado que tenga que pagar 65€ para inscribirme en mi equipo, porque si no esta temporada me quedo sin jugar al fútbol, que me encanta. A Sofía no le importa que yo no pueda tomarme unas copas para celebrar que he acabado los exámenes. A Sofía no le preocupa que yo no pueda ir hoy al cine a ver 'Wanted', la nueva peli de Angelina Jolie, mi musa.

Ni a Sofía, ni a Flexiplan, ni a ninguna ETT le quitamos el sueño. No os dejéis engañar.