No quiero hablar de teorías revolucionarias, ni de capitalismo salvaje ni del supuesto consumismo atroz al que la sociedad nos fuerza minuto a minuto.
Simplemente es una reflexión que creo oportuna hacer en el momento en el que entro a una biblioteca y me encuentro con diez chicas exactamente iguales: misma ropa, mismos complementos, mismo peinado... Lo único que varían son los colores y tonalidades.
Para ir a la moda hay que ser un clon. Y si no quieres ser un clon, si quieres disfrutar de cierta libertad a la hora de vestirte, te toca pertenecer a alguna tribu urbana con cierto deje 'marginal', es decir, ser un punki con cresta y pitillos, ser un hippie con rastas y pantalones de cuadros, ser un popero extremo y superponerte toda la ropa estampada ochentera que encuentres a tu paso, ser un siniestro, emo, rapero, bakala...
¿Por qué Amancio Ortega no nos brinda la opción de un término medio?
Para ir a la moda hay que ser un clon. Y si no quieres ser un clon, si quieres disfrutar de cierta libertad a la hora de vestirte, te toca pertenecer a alguna tribu urbana con cierto deje 'marginal', es decir, ser un punki con cresta y pitillos, ser un hippie con rastas y pantalones de cuadros, ser un popero extremo y superponerte toda la ropa estampada ochentera que encuentres a tu paso, ser un siniestro, emo, rapero, bakala...
¿Por qué Amancio Ortega no nos brinda la opción de un término medio?
2 comentarios:
Los tios si que van todos igual vestidos en la biblioteca a la que vamos, menuda panda de pijos
Desde aqui te animo a que mañana hagas tu propio "Top 3" para ver cuan diferentes somos
(hay que ver como me gusta tirarme el rollo con tanta palabreria...jajaja)
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